martes, 22 de marzo de 2011

Hablemos de productividad


Público/Bruno Estrada, Daniel Albarracín, Ignacio Álvarez, Manuel Garí y Bibiana Medialdea


La aceptación de aumentar el Fondo de Rescate hasta 440.000 millones de euros para respaldar la deuda pública de países con riesgo de insolvencia tenía su cruz. En la medida que los esfuerzos financieros de ese fondo provendrán principalmente de Alemania, la canciller Merkel, junto con el solícito Sarkozy, han propuesto un supuesto pacto por la competitividad. Este contiene alguna propuesta interesante, aunque insuficiente, como la búsqueda de un cálculo común para el impuesto de sociedades a escala europea. Para evitar una permanente devaluación fiscal, no sólo debe homogeneizarse la definición de su base imponible, sino también de sus tipos. En palabras del economista alemán H. W. Sinn, “con una armonización planificada colectivamente, en lugar de una forzada por la competencia entre sistemas fiscales, Europa no tendrá que renunciar a sus logros sociales y no tendría que sufrir las distorsiones de origen fiscal”.

Sin embargo, el centro del debate se sitúa en la polémica propuesta de la eliminación del sistema de indexación de salarios
–que posibilita el mantenimiento del poder adquisitivo de las rentas del trabajo– y su sustitución por un modelo que vincule los crecimientos salariales (nominales) al incremento de la productividad. Esta propuesta, de aceptarse, supondría la institucionalización de un mecanismo de “ajuste salarial permanente”.

Según datos de la Comisión Europea, el crecimiento de la productividad en España –definida esta como el PIB real por hora trabajada– durante la década de los noventa ha sido del 1,5% anual, y del 1% durante la década de 2000. Sin embargo, el crecimiento medio de la inflación durante esas décadas fue del 4,2% y del 3% respectivamente. Si en estas últimas dos décadas se hubiese arbitrado un mecanismo como el del plan de competitividad, la pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios españoles hubiese sido aún mayor.
De hecho, los salarios reales en España han crecido durante las últimas dos décadas por debajo de la productividad. Esta es la razón por la cual los costes laborales unitarios –que relacionan salario medio y productividad– se han reducido un 10% desde 1990 hasta hoy.
Los representantes de la CEOE que reclaman ligar salarios (nominales) y productividad pretenden, al igual que el Banco de España, acabar con las cláusulas de revisión y aumentar con ello el peso de las rentas del capital en el PIB. Nada nuevo bajo el sol: en los últimos 25 años, los 40.000 españoles más ricos han pasado de poseer el 2% de la riqueza nacional al 4%, sobre todo por ganancias de capital. Los ajustes frente a la crisis vuelven a intentar repercutirse sobre los y las trabajadoras, en este caso no ya por la vía del empleo, sino de la depresión salarial.

Además, si se tomara de referencia salarial la productividad en el ámbito de las empresas, nos encontraríamos con que esta no sólo depende de la competitividad de sus productos, sino también de su poder de mercado y de otros factores contextuales (infraestructuras, nivel tecnológico, innovación organizativa y comercial, economías de escala interempresariales, provisión de servicios públicos en el entorno, prosperidad del mercado en el que se mueve, etc.).
Hacer una negociación colectiva descentralizada sobre los salarios en función de la productividad de las empresas estaría abriendo la brecha salarial entre los trabajadores de sectores oligopólicos (por ejemplo, financiero, producción eléctrica, fabricación de automóviles) y el resto, lo que conllevaría que el ajuste se propicie contra las plantillas del tejido empresarial más débil, reforzando la recesión.

Otra cosa sería que, partiendo de un suelo digno (salarios mínimos sectoriales que deberían actualizarse en relación con la evolución del poder adquisitivo), se desarrollen instrumentos para disputar la generación de riqueza producida en las empresas. La participación colectiva de los trabajadores en las decisiones empresariales podría implicar una mejora de la productividad de las mismas si incrementara el volumen de beneficios no distribuidos a los accionistas, reinvirtiéndolos en actividades de I+D+i que impulsen un cambio del modelo tecnoproductivo en clave de sostenibilidad y en la formación de los trabajadores. Las fórmulas de participación de los trabajadores en sus empresas pueden ser diferentes, unas pueden cuestionar el modelo socioeconómico y otras moverse en el existente.

El último Gobierno de Olof Palme impulsó en Suecia los Fondos de Inversión de los Asalariados. Una parte añadida al salario se remunera en acciones, que se sindican colectivamente, lo que posibilita influir o bloquear determinadas decisiones, reducir la presión sobre los salarios y una cierta defensa para los trabajadores en tiempos de crisis. Los fondos garantizan un núcleo estable de capital, reduciendo la dependencia del capital impaciente que exclusivamente busca incrementar el reparto de dividendos.
Impulsar nuevos elementos en el modelo de negociación colectiva que armonicen al alza los derechos laborales debería ser el eje central de un pacto europeo por la competitividad favorable a una mayoría social. La generación de riqueza en una sociedad basada en el conocimiento, como quiere ser la sociedad europea del siglo XXI, sólo puede sustentarse en la democratización de la economía.

Ilustración de Diego Mir

domingo, 13 de marzo de 2011

Reunión de firmantes de Madrid de "No en nuestro nombre"

Hola a tod@s:
      En relacion con la propuesta de continuación de recogida de firmas, del Manifiesto, " No en nuestro nombre ", recibida el 28 de febrero, y que en síntesis, proponía , continuar recogiendo firmas, hasta finales de Abril, e intentar llegar hasta las 1001 firmas, algun@s firmantes de Madrid, vemos interesante, realizar una reunión de gente de Madrid, que ha firmado el Manifiesto, y valorar en común, la viabilidad de esta propuesta, así como la de cualquier otra que se proponga.
     Os proponemos vernos, el proximo Viernes dia 18 de Marzo, a las 18,00 h. ( para acabar como muy tarde a las 20,00 h ), en el local de Diagonal : C//  La Fe, nº 10, metro Lavapiés.
 
  Un abrazo.


Rocío Cruz (Industria) y Genaro Raboso (FSC)

jueves, 10 de marzo de 2011

Sobre la relación de fuerzas como argumento para el pacto social

  Un artíuclo de un militante de CCOO de toda la vida y firmante del manifiesto, Manuel Garí
Las palabras las carga el diablo

Podríamos añadir, sobre todo cuando esas palabras se han escrito recientemente y hay constancia documental de las mismas.

El Acuerdo Social y Económico (ASE) firmado el pasado 2 de febrero por la dirección de nuestro sindicato, la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, ha significado en el terreno del sistema público de pensiones el triunfo de los criterios y objetivos de los misteriosos “mercados” (léase el capital financiero y las patronales, o sea la burguesía), del agonizante gobierno de Zapatero (que en meses pasó de cacarear bravatillas frente a los mercados a convertir la voluntad de estos en ley) y de los autores del “Manifiesto de los 100” agrupados en la Fundación Española de Economía Aplicada (FEDEA), recientemente calificados desde nuestro sindicato como los “palmeros” del gobierno en lo tocante a la reforma de las reglas de negociación colectiva.

Mercados, patronos, social liberales en el gobierno y palmeros neoliberales han logrado nada menos que retrasar el cobro del 100% de la pensión a los 67 años, siempre y cuando se hayan cotizado 37 años, o bien a los 65 habiendo cotizado ¡38 años y medio!

Por eso las palabras clave que configuran el aburrido y vacío rosario de las argumentaciones que justifican el acuerdo resultan tan dañinas para la credibilidad de quien las pronuncia.

Qué dicen (hoy), qué decíamos (ayer)

Se ha argumentado desde la dirección del sindicato en la campaña de asambleas explicativas posteriores a la firma del acuerdo que el gobierno tenía en reservada una rebaja de derechos aún mayor: jubilación obligatoria a los 67 años con 41 de cotización. De todos es sabido, y nuestro sindicato es experto en la negociación, que las posturas iniciales de quien quiere modificar una situación a su favor se extreman para lograr, tras un toma y daca, sus objetivos. No es de recibo repetir una y otra vez que en la mesa de negociación se ha logrado “una reconducción sustancial” de los planes gubernamentales. El gobierno títere de los mercados ha sabido jugar sus cartas. El sindicalismo de clase no. El gobierno y sus amos ganaron la partida. Nos han derrotado.

Sonrojo produce repasar lo que recientemente todos decíamos y escribíamos. Los economistas palmeros de Capa y la ministra Salgado ya señalaban el pasado verano como objetivo ineludible plantear con “flexibilidad” pero urgentemente el objetivo de la edad de jubilación a los 67 años. Ante ello, conviene repasar lo que decíamos desde CCOO por ejemplo en los últimos tiempos, por ejemplo, en la Gaceta Sindical (periódico digital). En el número 37 de enero de 2011 se afirmaba: “Prolongar a los 67 años [la edad de jubilación] es una medida injusta e innecesaria…”

Ante los argumentos de los “palmeros” neoliberales sobre la inviabilidad del sistema público de pensiones en el marco de la crisis del estado de bienestar, desde CCOO se hicieron importantes estudios y contribuciones que demostraban la tesis contraria y proponían medidas totalmente diferentes. Es recomendable volver a leer la edición en papel de la Gaceta Sindical. Reflexión y debate, para desmontar los alarmismos. No es de recibo el argumento repetido estos días que asocia el ASE a “garantía” o seguridad de la “viabilidad y solvencia” del sistema público de pensiones. Solo estaba en crisis en la cabeza de quienes le atacan. Tenemos un sistema y una seguridad social en número muy positivos como reflejan las cuentas públicas. En el número 35 del periódico digital de diciembre de 2010, la alternativa sindical para asegurar el sistema a futuro se centraba no en el aumento de la edad de jubilación, no en el recorte de pensiones, sino en el fortalecimiento de los ingresos, en la separación de fuentes para que la financiación pública asuma por ejemplo los complementos a mínimos que hoy financia el sistema de pensiones. Basta repasar la alternativa de CCOO anterior a la firma del pacto para ver que sus propuestas superaban y eran más eficaces para asegurar el sistema que el débil refuerzo del vector contributivo en el sistema que, se dice sin entrar en detalles, asegura el ASE.

Pero podemos quedar boquiabiertos al escuchar y leer que con el ASE se aseguran los derechos de los trabajadores y que la edad de jubilación de referencia para la mitad de los trabajadores será los 65 años y no los 67. Lo menos que se podría decir es que solo se habla de la conservación de un derecho para el 50% de trabajadores. Ese dato no ha sido demostrado por un informe riguroso y muy probablemente sea indemostrable y falso. Pero imaginemos que sea cierto. También sería cierto lo que afirmamos en la Gaceta Sindical (periódico digital) núm. 36 de enero de 2011 “La propuesta del gobierno de alargar hasta los 67 años la edad de jubilación supondrá una reducción de las pensiones entre un 20 y un 25%”.

El ASE nos penaliza

Pero, además, hay que recalcar que el ASE no asegura los derechos de toda la clase trabajadora porque agrede los derechos de la otra mitad de trabajadores, los no incluidos entre los que supuestamente se jubilarán a los 65. El ASE penaliza a quienes han tenido peores trabajos y mayor precariedad, y a la juventud que tiene ante sí un muro que le impide entrar en el mundo laboral y que difícilmente verá realmente mejorada su situación por el reconocimiento del tiempo de prácticas. También a las mujeres –ciudadanas de segunda del mercado laboral- por mucho que se les reconozca un tiempo por el cuidado de los hijos (¡atención a este punto que irá decayendo en los entresijos reglamentarios!). Y, como siempre, a la parte de la clase obrera española que no nació en tierras del Estado español: nuestros nuevos y nuevas compañeros, quienes migraron de sus tierras en busca de trabajo.

En el argumentario de las asambleas informativas se insiste una y otra vez en que la prioridad de nuestro sindicato, cosa en la que estamos de acuerdo, es la creación de empleo y acabar con la lacra del paro. ¡Vaya forma rara de dar prioridad al empleo, aumentando la edad media de jubilación! ¿Dónde quedan aquellos argumentos del sindicalismo socio político que defendían la creación de puestos de trabajo, entre otras cosas mediante la reducción de la jornada laboral y de la edad de jubilación?
La correlación de fuerzas y la firma del ASE

En este punto del razonamiento, conviene atender a otros argumentos que se han repetido.

  • Se ha dicho: no había capacidad y fuerza de parar la propuesta del gobierno. No desde luego si, en vez de recurrir a la movilización -que es la que cambia las correlaciones de fuerza a favor nuestro- como se venía anunciando en caso de aumento de la edad de jubilación, se renunció a la misma.

  • Se ha dicho, no había condiciones para una nueva Huelga General. Imaginemos que sea verdad. Recordemos nuestra propia experiencia: las huelgas se paren, no aparecen por generación espontánea. Imaginemos que no era el momento de una Huelga General ¿acaso no existen otras formas de movilización y actividad?

  • Se ha dicho que CCOO estaba sola ante las presiones del gobierno. No más que otra veces y, por otro lado, ¿se escuchó la voz de la mayoría de la clase trabajadora que –como han mostrado las encuestas- se oponía al contenido del ASE?

  • Se ha dicho que no firmar habría sido peor. ¿Peor para quien? Para el gobierno, la patronal y los mercados no habría sido una buena noticia. Con la firma se les dio la legitimidad y el oxígeno político que no tenían. Para el sindicato lo que ganó en credibilidad “institucional”, lo perdió en credibilidad social. Y, hay que ser realistas, en concreto se ha dificultado la entrada de la juventud trabajadora actual en el sindicato. Es difícil que la juventud de 2011 vea en CCOO lo que, quienes hoy configuran la estructura (muy envejecida) del sindicato, encontraron cuando tenían 20 o 30 años.

Ganar no es el mismo que perder y derrota no significa victoria. O sea, las palabras significan cosas.

Un argumento global se abre paso en las entusiastas explicaciones de la bondad del acuerdo, que ya no se centran en la necesidad o la debilidad: se califica el ASE de paso adelante para el movimiento obrero en la consecución de sus derechos. Se presenta un retroceso como si de un avance se tratara. Se le llama victoria a lo que ha sido una derrota.

Ello es sumamente grave porque deforma la imagen de la realidad y nos obliga movernos en un mundo imaginario en el que las palabras no significan lo que realmente significan. Y ello es muy peligroso porque esa falsedad deforma la conciencia de la clase trabajadora, introduce en los trabajadores y trabajadoras la cultura política de los “palmeros”, el gobierno, la patronal y los “mercados” con el riesgo de embotar nuestro sentido de lucha.

En esta ocasión no firmar un pésimo acuerdo habría sido más que un acto de dignidad, habría supuesto una señal, un primer paso para recomponer fuerzas, un primer movimiento preparatorio de las próximas luchas. Para recuperar los derechos perdidos. Y habría tenido una renta inmediata: prestigiar a los sindicatos ante la mayoría social.

No está dicha la última palabra. Con más dificultades, pero el movimiento obrero pondrá en cuestión la bondad del retroceso. Se recompondrá la resistencia y quienes hoy por edad y precariedad ven amenazados sus derechos, lograrán poner las cosas en su sitio. Empecemos hoy.

Manolo Garí

miércoles, 2 de marzo de 2011

Comunicado del comité de empresa de Inconal

Comunicado del Comité de Empresa de Inconal ante el Acuerdo de la Reforma de las Pensiones.


El Comité de Empresa de Inconal, industria perteneciente al sector metalúrgico de La Rioja, acuerda en Agoncillo, el 1 de marzo de 2011, por unanimidad de todos sus miembros pertenecientes a la Federación de Industria de CCOO, hacer público su rechazo al Pacto por las Pensiones firmado recientemente por el Ejecutivo Central y las Centrales Sindicales más representativas CCOO y UGT.

Los motivos de la oposición a dicho pacto son los siguientes:

  • Resulta inaceptable para el conjunto de los trabajadores/as los recortes que va a suponer la firma de tal acuerdo, tanto en lo que se refiere al retraso en la edad de jubilación como en el aumento en los periodos de cálculo de las cotizaciones.
  • Con este acuerdo se avalan las políticas neoliberales que lleva a cabo el Ejecutivo Central.
  • Con el pacto alcanzado, se envía un claro mensaje de debilidad, tanto a los trabajadores/as como a los mercados financieros que pueden suponer futuras reformas.
  • Este es un asunto con la suficiente importancia como para que los órganos de dirección de este sindicato hubieran consultado previamente a su militancia.
  • Pone en cuestión el trabajo diario de muchos representantes sindicales dentro de las empresas para defender los derechos de los trabajadores/as que luego ven cómo se pierden en las mesas de negociación.
  • Se rompe la dinámica, que se fraguó tras la huelga del 29 de septiembre, de oposición a las reformas llevadas a cabo por el gobierno en cuestiones laborales.


Este comité está convencido que su posición crítica es compartida por muchos compañeros dentro del sindicato, por tanto, decidimos apoyar todas las iniciativas que se promuevan dentro de la organización que intenten cambiar la dinámica actual en la que estamos inmersos a fin de modificar la estrategia sindical llevada a cabo por nuestros órganos de dirección, siempre desde la responsabilidad y el compromiso a nuestra federación y al conjunto del sindicato.



El Comité de Empresa de Inconal.


En Agoncillo, a 1 de marzo de 2011.