martes, 22 de marzo de 2011

Hablemos de productividad


Público/Bruno Estrada, Daniel Albarracín, Ignacio Álvarez, Manuel Garí y Bibiana Medialdea


La aceptación de aumentar el Fondo de Rescate hasta 440.000 millones de euros para respaldar la deuda pública de países con riesgo de insolvencia tenía su cruz. En la medida que los esfuerzos financieros de ese fondo provendrán principalmente de Alemania, la canciller Merkel, junto con el solícito Sarkozy, han propuesto un supuesto pacto por la competitividad. Este contiene alguna propuesta interesante, aunque insuficiente, como la búsqueda de un cálculo común para el impuesto de sociedades a escala europea. Para evitar una permanente devaluación fiscal, no sólo debe homogeneizarse la definición de su base imponible, sino también de sus tipos. En palabras del economista alemán H. W. Sinn, “con una armonización planificada colectivamente, en lugar de una forzada por la competencia entre sistemas fiscales, Europa no tendrá que renunciar a sus logros sociales y no tendría que sufrir las distorsiones de origen fiscal”.

Sin embargo, el centro del debate se sitúa en la polémica propuesta de la eliminación del sistema de indexación de salarios
–que posibilita el mantenimiento del poder adquisitivo de las rentas del trabajo– y su sustitución por un modelo que vincule los crecimientos salariales (nominales) al incremento de la productividad. Esta propuesta, de aceptarse, supondría la institucionalización de un mecanismo de “ajuste salarial permanente”.

Según datos de la Comisión Europea, el crecimiento de la productividad en España –definida esta como el PIB real por hora trabajada– durante la década de los noventa ha sido del 1,5% anual, y del 1% durante la década de 2000. Sin embargo, el crecimiento medio de la inflación durante esas décadas fue del 4,2% y del 3% respectivamente. Si en estas últimas dos décadas se hubiese arbitrado un mecanismo como el del plan de competitividad, la pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios españoles hubiese sido aún mayor.
De hecho, los salarios reales en España han crecido durante las últimas dos décadas por debajo de la productividad. Esta es la razón por la cual los costes laborales unitarios –que relacionan salario medio y productividad– se han reducido un 10% desde 1990 hasta hoy.
Los representantes de la CEOE que reclaman ligar salarios (nominales) y productividad pretenden, al igual que el Banco de España, acabar con las cláusulas de revisión y aumentar con ello el peso de las rentas del capital en el PIB. Nada nuevo bajo el sol: en los últimos 25 años, los 40.000 españoles más ricos han pasado de poseer el 2% de la riqueza nacional al 4%, sobre todo por ganancias de capital. Los ajustes frente a la crisis vuelven a intentar repercutirse sobre los y las trabajadoras, en este caso no ya por la vía del empleo, sino de la depresión salarial.

Además, si se tomara de referencia salarial la productividad en el ámbito de las empresas, nos encontraríamos con que esta no sólo depende de la competitividad de sus productos, sino también de su poder de mercado y de otros factores contextuales (infraestructuras, nivel tecnológico, innovación organizativa y comercial, economías de escala interempresariales, provisión de servicios públicos en el entorno, prosperidad del mercado en el que se mueve, etc.).
Hacer una negociación colectiva descentralizada sobre los salarios en función de la productividad de las empresas estaría abriendo la brecha salarial entre los trabajadores de sectores oligopólicos (por ejemplo, financiero, producción eléctrica, fabricación de automóviles) y el resto, lo que conllevaría que el ajuste se propicie contra las plantillas del tejido empresarial más débil, reforzando la recesión.

Otra cosa sería que, partiendo de un suelo digno (salarios mínimos sectoriales que deberían actualizarse en relación con la evolución del poder adquisitivo), se desarrollen instrumentos para disputar la generación de riqueza producida en las empresas. La participación colectiva de los trabajadores en las decisiones empresariales podría implicar una mejora de la productividad de las mismas si incrementara el volumen de beneficios no distribuidos a los accionistas, reinvirtiéndolos en actividades de I+D+i que impulsen un cambio del modelo tecnoproductivo en clave de sostenibilidad y en la formación de los trabajadores. Las fórmulas de participación de los trabajadores en sus empresas pueden ser diferentes, unas pueden cuestionar el modelo socioeconómico y otras moverse en el existente.

El último Gobierno de Olof Palme impulsó en Suecia los Fondos de Inversión de los Asalariados. Una parte añadida al salario se remunera en acciones, que se sindican colectivamente, lo que posibilita influir o bloquear determinadas decisiones, reducir la presión sobre los salarios y una cierta defensa para los trabajadores en tiempos de crisis. Los fondos garantizan un núcleo estable de capital, reduciendo la dependencia del capital impaciente que exclusivamente busca incrementar el reparto de dividendos.
Impulsar nuevos elementos en el modelo de negociación colectiva que armonicen al alza los derechos laborales debería ser el eje central de un pacto europeo por la competitividad favorable a una mayoría social. La generación de riqueza en una sociedad basada en el conocimiento, como quiere ser la sociedad europea del siglo XXI, sólo puede sustentarse en la democratización de la economía.

Ilustración de Diego Mir

domingo, 13 de marzo de 2011

Reunión de firmantes de Madrid de "No en nuestro nombre"

Hola a tod@s:
      En relacion con la propuesta de continuación de recogida de firmas, del Manifiesto, " No en nuestro nombre ", recibida el 28 de febrero, y que en síntesis, proponía , continuar recogiendo firmas, hasta finales de Abril, e intentar llegar hasta las 1001 firmas, algun@s firmantes de Madrid, vemos interesante, realizar una reunión de gente de Madrid, que ha firmado el Manifiesto, y valorar en común, la viabilidad de esta propuesta, así como la de cualquier otra que se proponga.
     Os proponemos vernos, el proximo Viernes dia 18 de Marzo, a las 18,00 h. ( para acabar como muy tarde a las 20,00 h ), en el local de Diagonal : C//  La Fe, nº 10, metro Lavapiés.
 
  Un abrazo.


Rocío Cruz (Industria) y Genaro Raboso (FSC)

jueves, 10 de marzo de 2011

Sobre la relación de fuerzas como argumento para el pacto social

  Un artíuclo de un militante de CCOO de toda la vida y firmante del manifiesto, Manuel Garí
Las palabras las carga el diablo

Podríamos añadir, sobre todo cuando esas palabras se han escrito recientemente y hay constancia documental de las mismas.

El Acuerdo Social y Económico (ASE) firmado el pasado 2 de febrero por la dirección de nuestro sindicato, la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, ha significado en el terreno del sistema público de pensiones el triunfo de los criterios y objetivos de los misteriosos “mercados” (léase el capital financiero y las patronales, o sea la burguesía), del agonizante gobierno de Zapatero (que en meses pasó de cacarear bravatillas frente a los mercados a convertir la voluntad de estos en ley) y de los autores del “Manifiesto de los 100” agrupados en la Fundación Española de Economía Aplicada (FEDEA), recientemente calificados desde nuestro sindicato como los “palmeros” del gobierno en lo tocante a la reforma de las reglas de negociación colectiva.

Mercados, patronos, social liberales en el gobierno y palmeros neoliberales han logrado nada menos que retrasar el cobro del 100% de la pensión a los 67 años, siempre y cuando se hayan cotizado 37 años, o bien a los 65 habiendo cotizado ¡38 años y medio!

Por eso las palabras clave que configuran el aburrido y vacío rosario de las argumentaciones que justifican el acuerdo resultan tan dañinas para la credibilidad de quien las pronuncia.

Qué dicen (hoy), qué decíamos (ayer)

Se ha argumentado desde la dirección del sindicato en la campaña de asambleas explicativas posteriores a la firma del acuerdo que el gobierno tenía en reservada una rebaja de derechos aún mayor: jubilación obligatoria a los 67 años con 41 de cotización. De todos es sabido, y nuestro sindicato es experto en la negociación, que las posturas iniciales de quien quiere modificar una situación a su favor se extreman para lograr, tras un toma y daca, sus objetivos. No es de recibo repetir una y otra vez que en la mesa de negociación se ha logrado “una reconducción sustancial” de los planes gubernamentales. El gobierno títere de los mercados ha sabido jugar sus cartas. El sindicalismo de clase no. El gobierno y sus amos ganaron la partida. Nos han derrotado.

Sonrojo produce repasar lo que recientemente todos decíamos y escribíamos. Los economistas palmeros de Capa y la ministra Salgado ya señalaban el pasado verano como objetivo ineludible plantear con “flexibilidad” pero urgentemente el objetivo de la edad de jubilación a los 67 años. Ante ello, conviene repasar lo que decíamos desde CCOO por ejemplo en los últimos tiempos, por ejemplo, en la Gaceta Sindical (periódico digital). En el número 37 de enero de 2011 se afirmaba: “Prolongar a los 67 años [la edad de jubilación] es una medida injusta e innecesaria…”

Ante los argumentos de los “palmeros” neoliberales sobre la inviabilidad del sistema público de pensiones en el marco de la crisis del estado de bienestar, desde CCOO se hicieron importantes estudios y contribuciones que demostraban la tesis contraria y proponían medidas totalmente diferentes. Es recomendable volver a leer la edición en papel de la Gaceta Sindical. Reflexión y debate, para desmontar los alarmismos. No es de recibo el argumento repetido estos días que asocia el ASE a “garantía” o seguridad de la “viabilidad y solvencia” del sistema público de pensiones. Solo estaba en crisis en la cabeza de quienes le atacan. Tenemos un sistema y una seguridad social en número muy positivos como reflejan las cuentas públicas. En el número 35 del periódico digital de diciembre de 2010, la alternativa sindical para asegurar el sistema a futuro se centraba no en el aumento de la edad de jubilación, no en el recorte de pensiones, sino en el fortalecimiento de los ingresos, en la separación de fuentes para que la financiación pública asuma por ejemplo los complementos a mínimos que hoy financia el sistema de pensiones. Basta repasar la alternativa de CCOO anterior a la firma del pacto para ver que sus propuestas superaban y eran más eficaces para asegurar el sistema que el débil refuerzo del vector contributivo en el sistema que, se dice sin entrar en detalles, asegura el ASE.

Pero podemos quedar boquiabiertos al escuchar y leer que con el ASE se aseguran los derechos de los trabajadores y que la edad de jubilación de referencia para la mitad de los trabajadores será los 65 años y no los 67. Lo menos que se podría decir es que solo se habla de la conservación de un derecho para el 50% de trabajadores. Ese dato no ha sido demostrado por un informe riguroso y muy probablemente sea indemostrable y falso. Pero imaginemos que sea cierto. También sería cierto lo que afirmamos en la Gaceta Sindical (periódico digital) núm. 36 de enero de 2011 “La propuesta del gobierno de alargar hasta los 67 años la edad de jubilación supondrá una reducción de las pensiones entre un 20 y un 25%”.

El ASE nos penaliza

Pero, además, hay que recalcar que el ASE no asegura los derechos de toda la clase trabajadora porque agrede los derechos de la otra mitad de trabajadores, los no incluidos entre los que supuestamente se jubilarán a los 65. El ASE penaliza a quienes han tenido peores trabajos y mayor precariedad, y a la juventud que tiene ante sí un muro que le impide entrar en el mundo laboral y que difícilmente verá realmente mejorada su situación por el reconocimiento del tiempo de prácticas. También a las mujeres –ciudadanas de segunda del mercado laboral- por mucho que se les reconozca un tiempo por el cuidado de los hijos (¡atención a este punto que irá decayendo en los entresijos reglamentarios!). Y, como siempre, a la parte de la clase obrera española que no nació en tierras del Estado español: nuestros nuevos y nuevas compañeros, quienes migraron de sus tierras en busca de trabajo.

En el argumentario de las asambleas informativas se insiste una y otra vez en que la prioridad de nuestro sindicato, cosa en la que estamos de acuerdo, es la creación de empleo y acabar con la lacra del paro. ¡Vaya forma rara de dar prioridad al empleo, aumentando la edad media de jubilación! ¿Dónde quedan aquellos argumentos del sindicalismo socio político que defendían la creación de puestos de trabajo, entre otras cosas mediante la reducción de la jornada laboral y de la edad de jubilación?
La correlación de fuerzas y la firma del ASE

En este punto del razonamiento, conviene atender a otros argumentos que se han repetido.

  • Se ha dicho: no había capacidad y fuerza de parar la propuesta del gobierno. No desde luego si, en vez de recurrir a la movilización -que es la que cambia las correlaciones de fuerza a favor nuestro- como se venía anunciando en caso de aumento de la edad de jubilación, se renunció a la misma.

  • Se ha dicho, no había condiciones para una nueva Huelga General. Imaginemos que sea verdad. Recordemos nuestra propia experiencia: las huelgas se paren, no aparecen por generación espontánea. Imaginemos que no era el momento de una Huelga General ¿acaso no existen otras formas de movilización y actividad?

  • Se ha dicho que CCOO estaba sola ante las presiones del gobierno. No más que otra veces y, por otro lado, ¿se escuchó la voz de la mayoría de la clase trabajadora que –como han mostrado las encuestas- se oponía al contenido del ASE?

  • Se ha dicho que no firmar habría sido peor. ¿Peor para quien? Para el gobierno, la patronal y los mercados no habría sido una buena noticia. Con la firma se les dio la legitimidad y el oxígeno político que no tenían. Para el sindicato lo que ganó en credibilidad “institucional”, lo perdió en credibilidad social. Y, hay que ser realistas, en concreto se ha dificultado la entrada de la juventud trabajadora actual en el sindicato. Es difícil que la juventud de 2011 vea en CCOO lo que, quienes hoy configuran la estructura (muy envejecida) del sindicato, encontraron cuando tenían 20 o 30 años.

Ganar no es el mismo que perder y derrota no significa victoria. O sea, las palabras significan cosas.

Un argumento global se abre paso en las entusiastas explicaciones de la bondad del acuerdo, que ya no se centran en la necesidad o la debilidad: se califica el ASE de paso adelante para el movimiento obrero en la consecución de sus derechos. Se presenta un retroceso como si de un avance se tratara. Se le llama victoria a lo que ha sido una derrota.

Ello es sumamente grave porque deforma la imagen de la realidad y nos obliga movernos en un mundo imaginario en el que las palabras no significan lo que realmente significan. Y ello es muy peligroso porque esa falsedad deforma la conciencia de la clase trabajadora, introduce en los trabajadores y trabajadoras la cultura política de los “palmeros”, el gobierno, la patronal y los “mercados” con el riesgo de embotar nuestro sentido de lucha.

En esta ocasión no firmar un pésimo acuerdo habría sido más que un acto de dignidad, habría supuesto una señal, un primer paso para recomponer fuerzas, un primer movimiento preparatorio de las próximas luchas. Para recuperar los derechos perdidos. Y habría tenido una renta inmediata: prestigiar a los sindicatos ante la mayoría social.

No está dicha la última palabra. Con más dificultades, pero el movimiento obrero pondrá en cuestión la bondad del retroceso. Se recompondrá la resistencia y quienes hoy por edad y precariedad ven amenazados sus derechos, lograrán poner las cosas en su sitio. Empecemos hoy.

Manolo Garí

miércoles, 2 de marzo de 2011

Comunicado del comité de empresa de Inconal

Comunicado del Comité de Empresa de Inconal ante el Acuerdo de la Reforma de las Pensiones.


El Comité de Empresa de Inconal, industria perteneciente al sector metalúrgico de La Rioja, acuerda en Agoncillo, el 1 de marzo de 2011, por unanimidad de todos sus miembros pertenecientes a la Federación de Industria de CCOO, hacer público su rechazo al Pacto por las Pensiones firmado recientemente por el Ejecutivo Central y las Centrales Sindicales más representativas CCOO y UGT.

Los motivos de la oposición a dicho pacto son los siguientes:

  • Resulta inaceptable para el conjunto de los trabajadores/as los recortes que va a suponer la firma de tal acuerdo, tanto en lo que se refiere al retraso en la edad de jubilación como en el aumento en los periodos de cálculo de las cotizaciones.
  • Con este acuerdo se avalan las políticas neoliberales que lleva a cabo el Ejecutivo Central.
  • Con el pacto alcanzado, se envía un claro mensaje de debilidad, tanto a los trabajadores/as como a los mercados financieros que pueden suponer futuras reformas.
  • Este es un asunto con la suficiente importancia como para que los órganos de dirección de este sindicato hubieran consultado previamente a su militancia.
  • Pone en cuestión el trabajo diario de muchos representantes sindicales dentro de las empresas para defender los derechos de los trabajadores/as que luego ven cómo se pierden en las mesas de negociación.
  • Se rompe la dinámica, que se fraguó tras la huelga del 29 de septiembre, de oposición a las reformas llevadas a cabo por el gobierno en cuestiones laborales.


Este comité está convencido que su posición crítica es compartida por muchos compañeros dentro del sindicato, por tanto, decidimos apoyar todas las iniciativas que se promuevan dentro de la organización que intenten cambiar la dinámica actual en la que estamos inmersos a fin de modificar la estrategia sindical llevada a cabo por nuestros órganos de dirección, siempre desde la responsabilidad y el compromiso a nuestra federación y al conjunto del sindicato.



El Comité de Empresa de Inconal.


En Agoncillo, a 1 de marzo de 2011.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Carta de Flora Martínez al secretario general, Ignacio fernández Toxo



Flora Martínez García, Secretaria General del Sector de la Administración de Justicia de CCOO

Reproducimos a continuación la carta que la Secretaria general de CC.OO. del sector de administración de Justicia de CC.OO. ha enviado a su Secretario general confederal, Ignacio Fernández Toxo

 
Att: SECRETARIO GENERAL DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL DE CCOO
Acabamos de conocer, antes por los medios de comunicación que por la información interna del propio sindicato, el principio de acuerdo sobre pensiones, alcanzado entre el Gobierno, nuestro sindicato y UGT.
Antes de entrar en el fondo de los contenidos de ese principio de acuerdo del que ni siquiera, a esta fecha, conocemos el detalle de la letra pequeña a no ser por lo que ha trascendido en la televisión, la radio y lo leído en la prensa, es imprescindible expresarte nuestro profundo malestar porque las formas en las que se alcanza este principio de acuerdo están muy lejos de los principios que inspiran a nuestro sindicato: la democracia y participación, significan también información puntual al conjunto de la organización y a sus afiliados, en el antes y también en el después, para conformar la decisión final de CCOO, en una negociación tan trascendental, porque de su resultado está en juego la vida de millones de ciudadanos, máxime cuando, además, se ha producido un cambio en la  estrategia que hasta el momento venía llevándose a cabo por toda la organización de CCOO tan rápido y sin capacidad de ser asumido ni por la organización ni por los propios trabajadores.
La organización no puede encontrarse de la noche a la mañana con un principio de acuerdo cuando los contenidos del mismo, que han sido aceptados por los negociadores de CCOO en el último momento, han alterado de forma sustancial, los principios que veníamos defendiendo en los centros de trabajo y en la calle desde, que el Gobierno anunció, allá por el mes de febrero de 2010, que iba a retrasar la edad de jubilación a 67 años, CCOO se opuso pública y radicalmente al retraso en la edad de jubilación y a un recorte de las futuras pensiones.
Pero lo cierto es que, al margen de las formas denunciadas, el sindicato está a punto de firmar un pacto social con el Gobierno del que sólo salen victoriosos los mercaderes del dinero y la especulación, y todos aquellos que han apostado por este recorte de las pensiones y ahora lo logran, y a los que el Gobierno sólo ha servido de forma escandalosa.
Se podrá afirmar, y así lo está haciendo los responsables en la negociación de nuestro sindicato, que hemos parado un golpe más duro aún del Gobierno que pretendía llevar a 41 años el tiempo de cotización para cobrar el 100% de la pensión a los 65 años, pero esta es una excusa insoportable para un sindicato cuya misión es defender los derechos de los trabajadores, y que había anunciado pública y reiteradamente su oposición frontal y contundente que nos llevaría a una segunda huelga general en pocos meses si el Gobierno imponía el retraso en la edad legal de jubilación a los 67 años, aunque luego se quiera vender que lo que se decía era “No a la jubilación obligatoria  y generalizada a los 67 años”.
No se puede decir, si no es con rubor y vergüenza, que el acuerdo es un logro para millones de ciudadanos, porque en la inmensa mayoría de los casos se produce un retroceso en las pensiones de la población en su conjunto, se obliga a los trabajadores a cotizar 3,5 años más para lograr el 100% de la pensión si se quiere jubilar a la misma edad que en la anterior regulación, 65 años, o 2 años más, 37 de cotización, si se quiere mantener el 100% con 67 años de edad. En cualquier caso, el retraso en la edad legal de jubilación a los 67 no sería tan perjudicial si no se hubiera incrementado el número de años de cotización necesaria para obtener la pensión máxima (ni a los 65 años con 38,5 años cotizados, ni a los 67 con 37 años cotizados), ésta hubiera sido la mejor fórmula para no perjudicar a ningún colectivo, ni a los potenciales jubilados en un plazo corto-medio, ni a los futuros jubilados a más largo plazo.
El retroceso, por tanto, es evidente y es que para no perjudicar a unos, perjudicamos a la mayoría. El recorte en la cuantía final de la pensión es evidente y reconocido por CCOO públicamente. No sólo habrá que trabajar más tiempo para percibir el 100% de la pensión, sino que las pensiones serán más bajas para la inmensa mayoría de los ciudadanos al aplicar el incremento a 25 años del período de cálculo.

Desde el SAJ de CCOO consideramos que este acuerdo significa un retroceso más para los trabajadores, que en ningún caso está justificado como así veníamos defendiendo y proponiendo otras soluciones, que, sin despreciar los puntos más favorables que se consiguen, éstos no son suficientes para avalar el resto, que, pese a que el 29-S ha dado lugar a un importante desbloqueo en la negociación y para todos aquellos trabajadores que secundaron la huelga general debe ser un éxito, la firma final en este acuerdo puede empañar el trabajo y esfuerzo de los delegados y delegadas de CCOO en los centros de trabajo desde hace muchos meses y que será muy difícil, por no decir imposible, volver a recuperar.

En nombre de la Comisión Ejecutiva del Sector de la Administración de Justicia integrado en la Federación de Servicios a la Ciudadanía, te transmito mi total rechazo al principio de acuerdo alcanzado con el Gobierno por CCOO y UGT, en la forma y en el fondo, porque el sindicato va a avalar con su firma el recorte en las pensiones de millones de trabajadores, porque por la firma de CCOO hemos dado un balón de oxígeno a las políticas neoliberales que se están realizando en España y en toda Europa, porque hemos dado la razón a aquellos mercaderes que llevan tiempo manteniendo que era imprescindible la rebaja de los derechos sociales para que puedan seguir ganando pingües beneficios a costa de los más débiles, porque hemos dado un aval a los que querían ganar esta batalla para su apuesta por las pensiones privadas, porque millones de ciudadanos con la rebaja de sus pensiones se verán precipitados a suscribir un plan privado de pensiones.

Es intolerable que el sindicato haya sido incapaz de confrontar con estas políticas agresivas y haya sido en esta ocasión un instrumento al servicio del capitalismo más feroz al que hemos dado el beneplácito, como antes ya había hecho el Gobierno socialista. Y se ha puesto de manifiesto que con esta decisión no hemos buscado el bienestar de millones de trabajadores sino que hemos mirado más a nuestra incapacidad para movilizar a los trabajadores que a defender el Estado social.  Este es el pacto del miedo y de la resignación.

Y la acusación a CCOO de sectores con mucho peso en la izquierda social y política de nuestro país, de que hemos cometido un gravísimo error, es, y lo decimos con profunda tristeza, exacta y ajustada, decisión de la que tendremos que arrepentirnos durante toda la vida.



Flora Martínez García
Secretaria General del Sector de la Administración de Justicia de CCOO

Manifiesto No en nuestro nombre: fírmalo

Numerosos compañeros y compañeras de CCOO hemos publicado este manifiesto que además constituye la base fundacional de este blog. Somos muchos y muchas los y las militantes de CCOO que no suscribimos este pacto global. Adhiérete a él para juntar las voces combativas de nuestro sindicato. Para ello escríbenos a noennuestronombre2011@gmail.com  poniendo nombre, apellidos, federación y territorio (también resposabilidad si la tienes). 



NO EN NUESTRO NOMBRE
NOSOTR@S NO FIRMAMOS

A la opinión pública, a l@s afiliad@s de CCOO,
al Consejo Confederal y a la Ejecutiva Confederal.

L@s abajo firmantes, miembros de Comisiones Obreras, de diferentes sectores, sindicatos y territorios, queremos manifestar nuestro ROTUNDO DESACUERDO con la decisión del Consejo Confederal del pasado 2 de febrero de firmar un pacto social con el gobierno y la patronal.

1.- Porque significa ACEPTAR RECORTES durísimos en el sistema público de pensiones, que supondrán claramente una disminución de la cuantía y mayores dificultades de acceso a una pensión, para grandes sectores de asalariad@s, pero sobre todo los más desprotegidos : precari@s, jóvenes y mujeres.
2.- Hace a CCOO CORRESPONSABLE de la política de recorte laborales y sociales del gobierno de R. Zapatero y contribuye a aumentar el descrédito y la falta de credibilidad de los sindicatos firmantes, base de futuras campañas contra los sindicatos y el sindicalismo. El pacto, refuerza además, a un gobierno que actúa al dictado de los mercados, y que es el impulsor del mayor ataque a los derechos sociales y laborales de l@s asalariad@s, desde el final de la transición.
3.- La firma es una DERROTA sin lucha, un fraude a las expectativas de resistir y enfrentar las medidas anunciadas por el gobierno, creadas por el 29-S. Abandonar la confrontación con el gobierno, firmando un pacto como éste, es una burla cruel para tod@s aquell@s sindicalistas y activistas que trabajamos por el éxito de la HG de septiembre y de toda la gente que ese día salió a la calle. El pacto hipoteca gravemente la capacidad de movilización de l@s asalariad@s ante cualquier nueva agresión.
4.- Es un GRAVE ERROR estratégico, porque instaura la PAZ SOCIAL cuando el capital y los gobiernos a su servicio han declarado la GUERRA SOCIAL a la gente trabajadora. El objetivo explicito del pacto, según Lezcano, es “ enviar un mensaje nítido a los mercados “. Pero el mensaje que recogen los mercados es que se deja de luchar, un mensaje de debilidad sindical. Al desmovilizar a cambio de casi nada y tragando con el grueso de la propuesta de reforma de las pensiones del gobierno, se crean las condiciones para nuevas agresiones : nada garantiza que ante una nueva exigencia de los mercados el gobierno no ponga en marcha nuevas reformas. El pacto debilita seriamente las posibilidades abiertas por la huelga general para la reconstrucción de la capacidad de movilización y resistencia social, necesaria para enfrentar con posibilidades de éxito la crisis capitalista.
5.- Es una decisión POCO DEMOCRÁTICA, porque un acuerdo de esta naturaleza debe ser objeto del más amplio y democrático debate en todas las instancias de nuestra organización y no el resultado de un proceso de negociación oscurantista y casi secreto, aprobado además deprisa y corriendo por la cúpula del sindicato.
6.- ERA POSIBLE OTRO CAMINO. Quienes defienden el pacto argumentan que era la única alternativa posible, que las dificultades para movilizar (incluyendo las reticencias de UGT a continuar la confrontación con el gobierno ) impedían frenar las medidas del gobierno con la movilización y que el pacto es el mal menor.
Semejantes argumentos ocultan la verdadera razón del acuerdo: la desorientación de la dirección confederal, desde el 29-S y el vértigo a sostener con firmeza la confrontación con el gobierno.
Era preciso no dejar “enfriar” la situación tras la HG, mirar hacia la izquierda y dirigirse también a los sindicatos y movimientos sociales que apoyaron la huelga del 29, y proponerles un calendario de acciones. Era necesario un discurso claro contra las reformas neoliberales, levantando un conjunto de reivindicaciones mínimas, que protegiese a los sectores mas golpeados por la crisis.
Era necesario un gran acuerdo, sí, pero con l@s de abajo, organizaciones sociales, políticas y sindicales, para poner en pie un plan de movilizaciones sostenido en el tiempo, para enfrentar las reformas del gobierno en una pelea de largo aliento.

Resolución de la UNión Local de CCOO de Alcalá de Guadaira

El pacto sobre pensiones es un mal acuerdo para los trabajadores

Resolución de la Comisión Ejecutiva de la Unión Local de Comisiones Obreras de Alcalá de Guadaíra aprobada por unanimidad el pasado 10 de febrero de 2011.

Podemos “justificarlo” como queramos, vestirlo de Prada o Dior...
Esta reforma significa sencillamente un recorte de derechos de los trabajadores y tendrá como efecto que, en los próximos años, muchos millones de ellos no puedan percibir una pensión pública digna al jubilarse, si es que alguna vez llegan a hacerlo, al aumentar la edad de jubilación y la exigencia de años cotizados.
Porque se eleva la edad de jubilación para los trabajadores hasta los 67 años, desde los 65 años actuales, a razón de 1 mes por año en el período 2013 a 2018 y 2 meses por año en correspondiente a 2019 al 2027. Ello supone además de obligar a los mayores a trabajar a una edad inasumible físicamente muchas veces, cerrar también la puerta dos años más a los millones de jóvenes que están en paro y a los que se niega la posibilidad de trabajar.
Porque se necesitarán 37 años cotizados para jubilarse a los 67 con el 100% de la base reguladora. Dos años más de cotización.
Porque sólo permite mantener la jubilación ordinaria a los 65 años con el 100% de la base reguladora, a quienes hayan cotizado 38 años y 6 meses en lugar de los 35 años actuales.
Aumentar el período de cotización a 38,5 años es poner un listón inalcanzable para una mayoría de trabajadores, con carreras de cotización inestables, que verán disminuida notablemente su pensión, y que además consigue por sí misma el aumento de la edad de jubilación. Los jóvenes y mujeres que se incorporan al mercado de trabajo en situaciones precarias, con bajas cotizaciones, empleo discontinuo o a tiempo parcial, van a ser los mayores perdedores con esta reforma, condenándoles a pensiones de miseria.
Porque el cálculo del importe de la pensión se tendrá en cuenta, en un período de 10 años, 25 años cotizados en lugar de los 15 actuales, lo que supone otro recorte para la práctica totalidad de los trabajadores, que verán seriamente mermada sus ingresos sobre la situación actual.
Porque el objetivo del gobierno y los sectores económicos más poderosos, era y es el recorte del gasto social, obviando que en nuestro país más del 70% de las pensiones están por debajo de los 1.000 euros, que nuestros gasto en pensiones es 3 puntos inferiores a la media de la UE, y que también detrás de las voces catastrofistas que hoy, ayer y mañana, predicen la “insostenibilidad del sistema” están las expectativas de negocio de los planes y fondos privados de pensiones. El sistema financiero, que con sus prácticas especulativas dio origen a la crisis que nos asola, volverá a obtener nuevos beneficios a costa del sufrimiento la gente.
Porque este retroceso histórico tendrá también graves consecuencias sobre la credibilidad de los sindicatos y debilitará la capacidad de responder a futuras agresiones sociales y políticas, en unos momentos donde cada es más evidente que los grandes poderes financieros y los políticos que están a su servicio tratan también de acabar con los sindicatos de trabajadores.
Podemos “justificarlo” como queramos, vestirlo de Prada o Dior… El pacto sobre pensiones es un mal acuerdo para los trabajadores.
José Luis García Martínez..
Portavoz de la Comisión Ejecutiva
U.L. de CC.OO. de Alcalá de Guadaíra.